lunes, 22 de noviembre de 2010

MAS ALLA DEL MIEDO

Autora: María Bueno Moruno
(Texto leído en la Tertulia del 9 de Noviembre)
He pedido papel y lápiz: Me han traído un bloc y un bolígrafo. Desde esta cama de un hospital cualquiera, voy a volcar en estos renglones, todos mis sufrimientos, todos mis errores, toda mi desesperación y amarguras pasadas.
No sé cuánto tiempo llevo aquí, cuando me ingresaron no contaban con que viviera. Pero debe ser cierto eso de que nadie se muere hasta que llega su hora. Pues mi hora aun no llego, porque aquí estoy recuperándome lentamente de mis heridas, las del cuerpo sanaran antes que las del alma. El alma dañada no sana tan rápido ni tan fácil. Pero yo lo voy a intentar con todas mis fuerzas.
Esto que estoy haciendo, es el primer paso para lograrlo, romper mi silencio, hablar, abrirme, denunciar. Mi gran error fue, callar aguantar, dejar que me fuera anulando como persona. El maltratador se refugia en tu silencio, se crece cuando callas.
Aquí tengo muchas horas para pensar, leer investigar, y he descubierto que hubo un tiempo en que las mujeres eran  equivalentes a los hombres, tenían voz y voto, pero una guerra dura y cruel acallo sus voces, apago sus iniciativas, sumiéndolas en un rol de amas de casa cuidadora de los hijos y esposas sumisas. No podían decidir nada por su cuenta. (Y hablando de cuentas) Ni una libreta de ahorro podían tener a su nombre, necesitaban el permiso del marido para todo. Los hombres hacían y deshacían a su antojo. Después de muchos años  de intentar anularnos, surge un nuevo amanecer para las mujeres, estamos resurgiendo de las cenizas como el ave Fénix. Los  machistas de la vieja escuela ven con temor como cede el terreno bajo sus pies. Y sin saber qué hacer recurren a la   violencia como último recurso para intentar detener lo que ellos consideran de su propiedad. Las mujeres ya más allá del miedo vuelan libres de sus yugos. Han comprendido que son personas autónomas y con plenos derechos, estudian trabajan, ocupan puestos hasta ahora solo de hombres y siguen cuidando de sus hijos, procurando educarlos en la igualdad el respeto y la no violencia. No ya de género que es una definición que nunca me gusto.  Hay que estar en contra de cualquier tipo de violencia y de abuso de poder.
Por desgracia, la violencia con las mujeres es una cruda realidad, contra la que hay que luchar desde todos los frentes posibles y con  todas las armas a nuestro alcance.
Desde este papel donde estoy volcando todos mis pensamientos, todas mis emociones y todos mis descubrimientos, y a pesar  del dolor del cuerpo y del alma y de saber que tardare mucho en sanar de mis heridas interiores o que quizás nunca lo consiga del todo, quiero decir que siento un alivio, un pequeño asomo de luz y el despertar a una nueva vida, más allá del miedo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

RECOMENDAMOS: SOS... MI CHICO ME PEGA PERO YO LE QUIERO

Este libro, es del escritor  D. Fernando Gállido Estévez, psicólogo del Instituto de la Mujer en Málaga
Presentó este magnífico libro en la Casa de la Cultura, de Nerja, ayer jueves 19 de Noviembre. 
En él encontrarán cómo ayudar a una chica joven que sufre malos tratos en su pareja. Está escrito con un lenguaje muy coloquial y sencillo de leer y entender.
Además puede ayudar también a los familiares de dichas chicas para que superen la situación de maltrato.
Incluye letras de canciones, poemas, títulos de películas y documentales, teléfonos y direcciones de instituciones sobre violencia de género.
Su precio es de 16,50 euros y se encuentra en todas las librerías.


25 NOVIEMBRE- DIA INTERNACIONAL CONTRA LOS MALOS TRATOS

Texto escrito por Haydée Alicia Acosta
(Presidenta de nuestra asociación)

Que este ranking de violencia y muerte, no se convierta en una ranking de publicidad.
Educación- Leyes- compromiso. Basta ya!!!! El mundo lo hacemos todos.

La denuncia es válida para arrinconar a los violentos. Es necesario involucrarse moralmente para no tener miedo de comprometernos materialmente.

Mujeres y hombres somos responsables de nuestros actos y de la educación que damos a nuestros descencientes.

Todos tenemos una hija, nuera, hermana, esposa, amiga, y madre, que simbolizan una víctima.

Que ninguna mujer por ser más libre o por alcanzar cotas de igualdad, se sienta merecedora de castigo por parte de sus congéneres masculinos, y aprenda a rechazar los condicionamientos culturales, desde su legítima autoconfianza y atodeterminación.

HAYDEE ALICIA ACOSTA.

"BENDITAS SEAN TUS MANOS"

ESCRITO REALIZADO PARA LA TERTULIA DEL 9 DE NOVIEMBRE.
Autora: LUCIA MUÑOZ
Margarita, se apresura en quitarse el delantal  al escuchar las llaves tintineando tras la puerta y cómo daban vuelta en la cerradura.  Rápidamente se da un retoque de pelo frente al espejo, se ajusta el sujetador y el abrigo de tal forma que sus pechos no sobresalieran del escote. Desde que quedó embarazada y ahora dando el pecho al bebé, sus senos se habían agrandado tanto, que hasta su marido un día le llamó la atención advirtiéndole, que los otros hombres la mirarían en exceso y con lujuria si salía a la calle con un escote pronunciado, y yendo con ella a su lado se sentiría avergonzado e irritado, y se vería en la obligación de defenderla verbal o físicamente de los otros puesto que la amaba tanto y moría de amor por ella. Margarita como no deseaba que su marido se sintiese avergonzado por su culpa, y mucho menos que la tuviese que defender ante otros, y creyendo ese acto heroico de él como un gesto de amor supremo hacia ella, dejó de ponerse ropa ajustada y  con escote.
Cuando Raúl traspasa la puerta Margarita ya está esperándole en la entradita nerviosa.
¡Hola, amor! dice y  se abalanza sobre él para abrazarlo fuertemente.
Suéltame mujer, qué no ves que llevo las bolsas de la compra y me están estrangulando los dedos.
Lo siento cariño. Perdóname, es que soy una inconsciente.
Pues sí. La mayoría de las veces.
Ambos entran en la cocina. Ella le ayuda a poner las bolsas sobre la mesa.
―¿Qué tal el día en la oficina?
―Fatal. He discutido con el idiota del Vicente, que no es más tonto porque no puede y por su culpa he acarreado un dolor de cabeza que aún me dura. Por cierto, me voy a tomar ahora mismo una de mis pastillas.
Margarita se queda en la cocina colocando los productos de la compra. De pronto desde el pasillo se oye la voz de Vicente.
―Margarita, ¿dónde están mis pastillas?
―Donde siempre. En tu mesilla de noche.
―Eso lo dirás tú, porque  aquí no hay más que un bote vacio.
La joven sale de la cocina y en tres pasos largos entra en el dormitorio.
―No me digas que se te  ha olvidado comprarme las pastillas.
Margarita no contesta. Pero en su rostro congestionado y las mejillas enrojecidas, Raúl certifica que no las compró.
―¡Joder, tía! Si es que eres una inútil. Te pido sólo una cosa. Sólo una y no me la haces.
Raúl  de pronto levanta la mano derecha en la que tiene empuñado el bote de pastillas y con violencia arroja el bote y en su vuelo choca contra  la ceja derecha de Margarita. La rojez y la hinchazón no tardan en surgir.
―¡Ves lo que me obligas a hacerte! ¡joder! ¡Si es que no sirves para nada, en vez de cerebro tienes una esponja llena de agua! Te hago la compra, porque no eres incapaz de administrar bien el dinero, ¿ya no te acuerdas que cuando tú comprabas que nunca llegábamos a fin de mes? ¡Dios, lo que tengo que aguantar!, encima de una mano rota, me he casado una  imbécil, mira que olvidarte de comprarme las pastillas, ¡las pastillas, maldita sea, que te lo dije anoche!
Raúl con todas sus fuerzas  zarandea a Margarita y ésta cae al suelo como  una camisa rota a la que se tira al cubo de la basura por inservible.
-Perdón, perdón, perdón…
El bebé llora en su cuna con fuerza violentado por la discusión.
―Haz el favor de coger a tu hijo, si no los vecinos pensarán que eres una mala madre que deja a su hijo que llore y llore, mientras ella está haciendo no sé qué cosas, seguramente enganchada al ordenador o viendo los estúpidos programas de la televisión de la mañana, y ella subnormal e ignorante, porque eso es lo que eres, se te ha olvidado comprarme las pastillas.
Margarita se levanta trabajosamente del suelo. No habla, primero porque no le salen las palabras de la garganta que se le ha engarrotado, y segundo porque sabe que es mejor no hablar en estas ocasiones, puesto que la culpa ha sido toda de ella y tiene bien merecido que él se enfade y la zarandee y la critique y la acuse.
―¡Con lo que yo te quiero y hago por ti… Me mato a trabajar todo el día para que no te falte de nada, y tú así me lo agradeces, olvidando comprarme las pastillas...!
La joven se levanta en silencio y se acerca a la cuna, donde le bebé llora desconsolado y asustando, ante los gritos permanentes del padre.
―Ya mi amor, ya mi amor… ― Susurra Margarita con voz temblorosa a su hijo al oído. Las lágrimas de Margarita caen como perlas de rosario partido por sus mejillas.
El bebé se ha calmado y ella lo ha vuelto a poner en la cuna.
Ahora ella pide perdón a su marido.
Lo siento Raúl. Ha sido  culpa mía. Yo te  he provocado con mi olvido… Soy  una imbécil y una idiota y una irresponsable como madre, y una inútil con las compras y con el sueldo que  dilapidaba y no llegábamos a fin de mes, como tú me decías… Tú siempre tienes la razón y yo soy una ignorante…
Ahora se abraza a él. Porque más allá del miedo a que él le pegue por su culpa, por sus errores cometidos, está el miedo a que él la abandone, a la soledad, al desprecio de los amigos, de su propia familia. Margarita calla desde hace varios años. Nadie debe saber nada porque ella se siente la culpable, la provocadora, la estúpida y la mala madre.
El se refugia en el silencio de ella y se hace grande y se hace poderoso y se cree un Dios, y una excelente persona, y es adorable y adorado, y por tanto tiene toda la razón en cuanto hace.
Primero ella dejó su trabajo. Raúl necesitaba más de ella, le amaba tanto a ella que necesitaba tenerla en la casa, y que le diera todos los mismos y todo su tiempo a él, que llegaba a casa cansado, y la encontraba vacía sin ella que trabajaba hasta tarde en las clases que daba en la Universidad como profesora.
Era la muestra de amor de ella hacia él, el regalo que le hizo por su quinto aniversario de bodas, dejar el trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a él que tanto la necesitaba, que tanto la amaba. Ella era una irresponsable dejando a su marido sólo, tan sólo que podría sentir la necesidad de buscar los brazos de otra, puesto que ella no estaba allí para abrazarlo cuando él llegaba. El miedo a perderlo, el miedo al abandono, a la soledad, al desprecio… Ya lo decía mi madre que no eras la mujer apropiada para mí…”
Ella que se siente culpable y única responsable de todo cuanto le viene pasando desde hace varios años, arrepentida por sus actos, como la esclava a su amo tras los latigazos recibidos,  besa las manos de él y susurra: “Bendita sean tus manos, amor, que tanto me amam".