lunes, 22 de noviembre de 2010

MAS ALLA DEL MIEDO

Autora: María Bueno Moruno
(Texto leído en la Tertulia del 9 de Noviembre)
He pedido papel y lápiz: Me han traído un bloc y un bolígrafo. Desde esta cama de un hospital cualquiera, voy a volcar en estos renglones, todos mis sufrimientos, todos mis errores, toda mi desesperación y amarguras pasadas.
No sé cuánto tiempo llevo aquí, cuando me ingresaron no contaban con que viviera. Pero debe ser cierto eso de que nadie se muere hasta que llega su hora. Pues mi hora aun no llego, porque aquí estoy recuperándome lentamente de mis heridas, las del cuerpo sanaran antes que las del alma. El alma dañada no sana tan rápido ni tan fácil. Pero yo lo voy a intentar con todas mis fuerzas.
Esto que estoy haciendo, es el primer paso para lograrlo, romper mi silencio, hablar, abrirme, denunciar. Mi gran error fue, callar aguantar, dejar que me fuera anulando como persona. El maltratador se refugia en tu silencio, se crece cuando callas.
Aquí tengo muchas horas para pensar, leer investigar, y he descubierto que hubo un tiempo en que las mujeres eran  equivalentes a los hombres, tenían voz y voto, pero una guerra dura y cruel acallo sus voces, apago sus iniciativas, sumiéndolas en un rol de amas de casa cuidadora de los hijos y esposas sumisas. No podían decidir nada por su cuenta. (Y hablando de cuentas) Ni una libreta de ahorro podían tener a su nombre, necesitaban el permiso del marido para todo. Los hombres hacían y deshacían a su antojo. Después de muchos años  de intentar anularnos, surge un nuevo amanecer para las mujeres, estamos resurgiendo de las cenizas como el ave Fénix. Los  machistas de la vieja escuela ven con temor como cede el terreno bajo sus pies. Y sin saber qué hacer recurren a la   violencia como último recurso para intentar detener lo que ellos consideran de su propiedad. Las mujeres ya más allá del miedo vuelan libres de sus yugos. Han comprendido que son personas autónomas y con plenos derechos, estudian trabajan, ocupan puestos hasta ahora solo de hombres y siguen cuidando de sus hijos, procurando educarlos en la igualdad el respeto y la no violencia. No ya de género que es una definición que nunca me gusto.  Hay que estar en contra de cualquier tipo de violencia y de abuso de poder.
Por desgracia, la violencia con las mujeres es una cruda realidad, contra la que hay que luchar desde todos los frentes posibles y con  todas las armas a nuestro alcance.
Desde este papel donde estoy volcando todos mis pensamientos, todas mis emociones y todos mis descubrimientos, y a pesar  del dolor del cuerpo y del alma y de saber que tardare mucho en sanar de mis heridas interiores o que quizás nunca lo consiga del todo, quiero decir que siento un alivio, un pequeño asomo de luz y el despertar a una nueva vida, más allá del miedo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

RECOMENDAMOS: SOS... MI CHICO ME PEGA PERO YO LE QUIERO

Este libro, es del escritor  D. Fernando Gállido Estévez, psicólogo del Instituto de la Mujer en Málaga
Presentó este magnífico libro en la Casa de la Cultura, de Nerja, ayer jueves 19 de Noviembre. 
En él encontrarán cómo ayudar a una chica joven que sufre malos tratos en su pareja. Está escrito con un lenguaje muy coloquial y sencillo de leer y entender.
Además puede ayudar también a los familiares de dichas chicas para que superen la situación de maltrato.
Incluye letras de canciones, poemas, títulos de películas y documentales, teléfonos y direcciones de instituciones sobre violencia de género.
Su precio es de 16,50 euros y se encuentra en todas las librerías.


25 NOVIEMBRE- DIA INTERNACIONAL CONTRA LOS MALOS TRATOS

Texto escrito por Haydée Alicia Acosta
(Presidenta de nuestra asociación)

Que este ranking de violencia y muerte, no se convierta en una ranking de publicidad.
Educación- Leyes- compromiso. Basta ya!!!! El mundo lo hacemos todos.

La denuncia es válida para arrinconar a los violentos. Es necesario involucrarse moralmente para no tener miedo de comprometernos materialmente.

Mujeres y hombres somos responsables de nuestros actos y de la educación que damos a nuestros descencientes.

Todos tenemos una hija, nuera, hermana, esposa, amiga, y madre, que simbolizan una víctima.

Que ninguna mujer por ser más libre o por alcanzar cotas de igualdad, se sienta merecedora de castigo por parte de sus congéneres masculinos, y aprenda a rechazar los condicionamientos culturales, desde su legítima autoconfianza y atodeterminación.

HAYDEE ALICIA ACOSTA.

"BENDITAS SEAN TUS MANOS"

ESCRITO REALIZADO PARA LA TERTULIA DEL 9 DE NOVIEMBRE.
Autora: LUCIA MUÑOZ
Margarita, se apresura en quitarse el delantal  al escuchar las llaves tintineando tras la puerta y cómo daban vuelta en la cerradura.  Rápidamente se da un retoque de pelo frente al espejo, se ajusta el sujetador y el abrigo de tal forma que sus pechos no sobresalieran del escote. Desde que quedó embarazada y ahora dando el pecho al bebé, sus senos se habían agrandado tanto, que hasta su marido un día le llamó la atención advirtiéndole, que los otros hombres la mirarían en exceso y con lujuria si salía a la calle con un escote pronunciado, y yendo con ella a su lado se sentiría avergonzado e irritado, y se vería en la obligación de defenderla verbal o físicamente de los otros puesto que la amaba tanto y moría de amor por ella. Margarita como no deseaba que su marido se sintiese avergonzado por su culpa, y mucho menos que la tuviese que defender ante otros, y creyendo ese acto heroico de él como un gesto de amor supremo hacia ella, dejó de ponerse ropa ajustada y  con escote.
Cuando Raúl traspasa la puerta Margarita ya está esperándole en la entradita nerviosa.
¡Hola, amor! dice y  se abalanza sobre él para abrazarlo fuertemente.
Suéltame mujer, qué no ves que llevo las bolsas de la compra y me están estrangulando los dedos.
Lo siento cariño. Perdóname, es que soy una inconsciente.
Pues sí. La mayoría de las veces.
Ambos entran en la cocina. Ella le ayuda a poner las bolsas sobre la mesa.
―¿Qué tal el día en la oficina?
―Fatal. He discutido con el idiota del Vicente, que no es más tonto porque no puede y por su culpa he acarreado un dolor de cabeza que aún me dura. Por cierto, me voy a tomar ahora mismo una de mis pastillas.
Margarita se queda en la cocina colocando los productos de la compra. De pronto desde el pasillo se oye la voz de Vicente.
―Margarita, ¿dónde están mis pastillas?
―Donde siempre. En tu mesilla de noche.
―Eso lo dirás tú, porque  aquí no hay más que un bote vacio.
La joven sale de la cocina y en tres pasos largos entra en el dormitorio.
―No me digas que se te  ha olvidado comprarme las pastillas.
Margarita no contesta. Pero en su rostro congestionado y las mejillas enrojecidas, Raúl certifica que no las compró.
―¡Joder, tía! Si es que eres una inútil. Te pido sólo una cosa. Sólo una y no me la haces.
Raúl  de pronto levanta la mano derecha en la que tiene empuñado el bote de pastillas y con violencia arroja el bote y en su vuelo choca contra  la ceja derecha de Margarita. La rojez y la hinchazón no tardan en surgir.
―¡Ves lo que me obligas a hacerte! ¡joder! ¡Si es que no sirves para nada, en vez de cerebro tienes una esponja llena de agua! Te hago la compra, porque no eres incapaz de administrar bien el dinero, ¿ya no te acuerdas que cuando tú comprabas que nunca llegábamos a fin de mes? ¡Dios, lo que tengo que aguantar!, encima de una mano rota, me he casado una  imbécil, mira que olvidarte de comprarme las pastillas, ¡las pastillas, maldita sea, que te lo dije anoche!
Raúl con todas sus fuerzas  zarandea a Margarita y ésta cae al suelo como  una camisa rota a la que se tira al cubo de la basura por inservible.
-Perdón, perdón, perdón…
El bebé llora en su cuna con fuerza violentado por la discusión.
―Haz el favor de coger a tu hijo, si no los vecinos pensarán que eres una mala madre que deja a su hijo que llore y llore, mientras ella está haciendo no sé qué cosas, seguramente enganchada al ordenador o viendo los estúpidos programas de la televisión de la mañana, y ella subnormal e ignorante, porque eso es lo que eres, se te ha olvidado comprarme las pastillas.
Margarita se levanta trabajosamente del suelo. No habla, primero porque no le salen las palabras de la garganta que se le ha engarrotado, y segundo porque sabe que es mejor no hablar en estas ocasiones, puesto que la culpa ha sido toda de ella y tiene bien merecido que él se enfade y la zarandee y la critique y la acuse.
―¡Con lo que yo te quiero y hago por ti… Me mato a trabajar todo el día para que no te falte de nada, y tú así me lo agradeces, olvidando comprarme las pastillas...!
La joven se levanta en silencio y se acerca a la cuna, donde le bebé llora desconsolado y asustando, ante los gritos permanentes del padre.
―Ya mi amor, ya mi amor… ― Susurra Margarita con voz temblorosa a su hijo al oído. Las lágrimas de Margarita caen como perlas de rosario partido por sus mejillas.
El bebé se ha calmado y ella lo ha vuelto a poner en la cuna.
Ahora ella pide perdón a su marido.
Lo siento Raúl. Ha sido  culpa mía. Yo te  he provocado con mi olvido… Soy  una imbécil y una idiota y una irresponsable como madre, y una inútil con las compras y con el sueldo que  dilapidaba y no llegábamos a fin de mes, como tú me decías… Tú siempre tienes la razón y yo soy una ignorante…
Ahora se abraza a él. Porque más allá del miedo a que él le pegue por su culpa, por sus errores cometidos, está el miedo a que él la abandone, a la soledad, al desprecio de los amigos, de su propia familia. Margarita calla desde hace varios años. Nadie debe saber nada porque ella se siente la culpable, la provocadora, la estúpida y la mala madre.
El se refugia en el silencio de ella y se hace grande y se hace poderoso y se cree un Dios, y una excelente persona, y es adorable y adorado, y por tanto tiene toda la razón en cuanto hace.
Primero ella dejó su trabajo. Raúl necesitaba más de ella, le amaba tanto a ella que necesitaba tenerla en la casa, y que le diera todos los mismos y todo su tiempo a él, que llegaba a casa cansado, y la encontraba vacía sin ella que trabajaba hasta tarde en las clases que daba en la Universidad como profesora.
Era la muestra de amor de ella hacia él, el regalo que le hizo por su quinto aniversario de bodas, dejar el trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a él que tanto la necesitaba, que tanto la amaba. Ella era una irresponsable dejando a su marido sólo, tan sólo que podría sentir la necesidad de buscar los brazos de otra, puesto que ella no estaba allí para abrazarlo cuando él llegaba. El miedo a perderlo, el miedo al abandono, a la soledad, al desprecio… Ya lo decía mi madre que no eras la mujer apropiada para mí…”
Ella que se siente culpable y única responsable de todo cuanto le viene pasando desde hace varios años, arrepentida por sus actos, como la esclava a su amo tras los latigazos recibidos,  besa las manos de él y susurra: “Bendita sean tus manos, amor, que tanto me amam".

martes, 28 de septiembre de 2010

Texto Tertulia 21 de Septiembre, 2010

BLANCA VUELVE (viene) MAÑANA
Por: LUCIA MUÑOZ ARRABAL

Vicente abrió el cajón de la cómoda y de pronto surgió aquel olor. El olor a Blanca. Nardos. Diciembre del  68 en el Balcón de Europa, domingo. Habían salido de oír misa de a ocho de la mañana.  Así, bendecidos  por el párroco salieron los dos,  recién casados. Ella vestida de negro por la muerte de su madre hacía dos años.  Como único adorno llevaba una barita de nardos que ella  sostenía temblorosa  en la mano con esa inocencia, esa sonrisa tímida y virginal, y aquellos ojos enrojecidos por el recuerdo de la madre que se fue y que desde el cielo estaría orgullosa viéndola a ella del brazo de su flamante marido.
El llevaba su mejor traje negro de los domingos. En la solapa asomaban curiosos los picos de un pañuelo blanco, tan blanco con la varita de nardos, como la piel de Blanca.
No hubo fiesta. Dos años eran pocos y había que guardar aún el luto. Tan sólo un carajillo para los hombres y chocolate para las mujeres, acompañado con  roscos de vino.
A Blanca se le puso el bigotillo marrón del chocolate y se pasó la lengua varias veces limpiárselo, ese simple gesto excitó a Vicente y le hizo pensar en las glorias que le esperaban aquella  noche.
Vicente ha sacado de la cómoda  un juego de sábanas  blancas en cuyo embozo estaban  bordadas las iniciales de ellos dos en hilo dorado. Blanca las había confeccionado al igual que todas las demás sábanas, toallas y ropa de cama.
Blanca y sus manos. Pequeñas,  de dedos finos y sedosos. La mano de Blanca acariciando su cuello, sus hombros, su pecho…
La noche de bodas no sucedió nada. Ella estaba indispuesta. Cosa de los nervios. El la comprendió perfectamente pues a pesar de las ganas que tenía de poseerla, tenía un temor enfermizo a hacerle daño, a no cumplir como se debiera, a no saber cómo acariciarla.  Durmieron pegaditos abrigándose del frío, perfumados por la varita de nardos dispuesta en una botellita de cristal azul oscuro sobre la mesilla de noche del dormitorio.
Vicente ha extendido las sábanas sobre el colchón desnudo. Es la primera vez que hace la cama. Blanca nunca le habría dejado hacerla estando ella presente.
Se despertaron al primer canto del gallo. Tenían un corral con pollos y gallinas. Varios conejos, un cerdo y un pavo que dentro de varias semanas sería sacrificado para festejar la Navidad. Se miraron a los ojos y sonrieron.
El la besó en la nariz, en los ojos, en las mejillas y finalmente en los labios. Blanca y sus labios. Esos labios grandes y  carnosos, tan rojos que no necesitaba pintárselos. Primero fueron besos de labios cerrados y luego con la emoción las bocas se abrieron primero tímidamente y luego dejaron traspasar las lenguas. La lengua de Blanca lamiendo el bigotillo lleno de chocolate.
Vicente  dobla con mucho cuidado el embozo y pasa la plancha de hierro caliente por él. Ella lo querría así, bien estirado y planchado. Ahora retoca los anillos entrelazados. Los acaricia con mimo.
Se estaban haciendo cosquillas y reían a carcajadas. La risa de Blanca. Una risa escandalosa, fresca y voluptuosa. La risa hizo su efecto. Desarmar la timidez, los miedos y los nervios. Después vino el milagro. El de los sentidos de la piel contra la otra piel, de los vellos de punta de la emoción, de las mariposas en el estómago y del gemido ahogado en la garganta.
Vicente después de mullir  bien la almohada, la ha colocado sobre la cama, le pasa la palma de la mano… Los cabellos de Blanca. Largos, negros, brillantes y aterciopelados. Los dedos de Vicente jugando con los cabellos de Blanca. Se pasaba las puntas por la nariz para aspirar aquel aroma a Nardos.  Al mes de casados le regaló el primer frasquito de colonia y de champú lo más parecido a nardos, según le dijo la dependienta de la mercería. Blanca y su pelo negro  largo hasta que  diez años después de la boda, se hizo un buen día una trenza muy larga con lazos rosas y blancos entrelazados, y su hermana se la cortó. La envolvieron en papel de seda.  
Aquella fue la primera señal. Blanca estaba embarazada. Fueron al Marisal a celebrarlo. Habían pasado diez años. Diez largos años de espera, de suspiros, de lamentos, de médicos, de curanderas y de rezos, promesas y velas a todos los santos habidos y por haber. Pero finalmente sucedió el segundo milagro en sus vidas. La barriga embarazada de Blanca. La piel tensa a punto de estallar, las venas señaladas, la carreterita de pelusillas de vellos negros desde ombligo hasta el nacimiento del pubis. Allí donde la varita de Nardos exhalaba todo su aroma.
Vicente ha puesto sobre la almohada el cojín favorito de Blanca. El que le  hizo la  madre de ella para el ajuar.  Uno de croché blanco con funda rosa.
El cojín de Blanca. Al niño, porque fue niño le pusieron  Jacinto. El nombre del abuelo paterno. A los cuarenta días lo vistieron con el traje de acristianar del padre y le hicieron una fotografía sobre el cojín de Blanca. Parecía un niño Jesús son rosadito,  rechoncho y llorón. Porque el niño fue llorón hasta que cumplió el año.  Dijo Papá, mamá y agua, todo a la misma vez, el mismo día y se acabaron los llantos.
Vicente ha puesto la botellita de cristal azul sobre la mesilla de noche. Le ha introducido una varita de nardos.
Abre el cajón de la mesilla y saca unas cajas de pastillas. Blanca y las pastillas. De todos los colores y tamaños. Se hizo a ellas por el peor de los dolores. Por la pérdida del hijo. Un accidente mortal.  Treinta años tenía el hijo. Una flor, una vara de nardos quemada por un rayo. Un mal rayo en mitad del campo.
Dos años hace ya y nunca se recuperó. El tampoco…  Pero lo lleva a su manera, a la de los hombres rudos. A la del sufrimiento por dentro, al de la úlcera de estómago y la angina de pecho, todo  en los dos años.
Blanca una madrugada, en mitad de un sueño, se levantó, abrió el cajón de la mesilla, agarró una caja de pastillas, las de las letras naranjas y se encerró en el cuarto de baño. Una tras otra, una tras otra, hasta vaciar la cajita.
A Vicente le dio frío al no sentir la piel de Blanca a su lado en la cama. Se despertó, encendió la lamparilla, llamó a Blanca. No contestaba. Se levantó, fue al cuarto de baño pues por debajo de la puerta se veía la luz encendida.
Pegó y llamó, pegó y llamó y finalmente de una patada abrió la puerta. Blanca dentro de la bañera blanca  con la foto de su hijo entre  sus manos, varas de nardos muertas pegadas a los pechos  inertes.
Vicente echa una ojeada al dormitorio. Está  satisfecho porque ella también lo estaría.
En el salón Vicente lee trabajosamente un número de teléfono anotado en un papel verde manzana y teclea el número en el teléfono fijo.
Espera impaciente varios toques hasta que al otro lado surge la voz de un hombre. Lo recuerda bien Vicente. Bajito, regordete, manos gordas, calvo, de mejillas enrojecidas y con la ronquera típica de los fumadores empedernidos que ya han tenido varias bronquitos y pulmonías. Le ha dicho que vaya mañana a partir de las nueve.
Allí estará Vicente, como un clavo a las nueve en punto en la puerta de la funeraria para recoger las cenizas.   Cuelga el teléfono.  Se dirige a la chimenea y se detiene frente a  un portarretrato con la fotografía de su mujer sonriente, joven y orgullosa con el niño Vicente, ya hecho un hombre en su jura de Bandera cuando hizo el servicio Militar.
Vicente pasa el dedo índice sobre el cristal. Tiene polvo. Blanca no lo aprobaría, ella siempre lo ha tenido todo reluciente, como los chorros del oro, decían siempre las vecinas cuando venían a visitarla.
El saca un pañuelo del bolsillo y limpia el cristal.
“Si”, se dice, ya está todo listo para que Blanca vuelva mañana.

Texto Tertulia 21 de Septiembre, 2010

18 de septiembre 2010  Londres

BLANCA VUELVE (VIENE) MAÑANA
por: Pilar Barrenechea Vega


Preparó el barreño de teñir la ropa, que en los próximos tres años la familia vestiría para vivir el duelo. Desde que había pasado la última muerte en la familia, el barreño había permanecido cubierto por polvo, colgado de una escarpia en la cuadra. 
En todo ese tiempo se había olvidado por completo del barreño. Hay cosas de las que uno se acuerda, como rezar a Santa Bárbara, solo cuando hay tormenta. Hasta la muerte, inesperada, de Blanca, durante años no había tenido necesidad de echar mano del barreño. La última muerte había sido la desgraciada muerte de su cuñado Leocadio. Su cuñado Leocadio en vida fue un tarambana, una mala cabeza y una mala persona, también. Y Así le fue. Murió salvajemente acuchillado a manos de alguien, a quién, nunca, la guardia civil, logró echar el guante. Desde entonces, y hasta la muerte de Blanca, todos en la familia habían estado  vivos y coleando. Pensó en la muerta y se le hizo un nudo en el estómago. El nudo era tan fuerte, tan intenso, que creyó que el estómago le iba a reventar y matarla. Pensó que la de la guadaña no siempre hilaba fino. Arramplando de un solo tajo certero con Fernanda, una vez más, la muerte había quedado en evidencia y dando, también una vez más, muestra de su insufrible arbitrariedad. Sin ir más lejos. Ahí estaba el abuelo Jacinto. El abuelo Jacinto con sus jodidos noventa y cuatro años. Artrítico, asmático, fumador impenitente  y empedernido. Un mala pipa. Dando por culo de la mañana a la noche, incansable. Sin dar señales de quererse morir. Los que deben, se dijo asolada, abatida, no mueren y los que deben vivir, se van, nos dejan. ¿Hay Dios? Evitó responderse.
El agua que tenía en la olla grande, la misma olla que se usaba para hacer mondongo en la matanza, estaba hirviendo a borbotones. La separó del fuego y  cogiendo la olla por las asas, con sumo cuidado para no escaldarse, la fue vertiendo poco a poco en el barreño que colgaba, sujeto a unas cadenas de hierro, sobre el fuego que había prendido en el centro del patio trasero de la casa. Vertió en el agua los sobre de polvos de tiente negro. Pensó en Blanca. Nada en concreto, pensamientos sueltos, retazos de esto y de lo otro. Por unos instantes cerró los ojos y la vio saliendo de su coño, envuelta en sangre y grasa parduzca.
Bueno, al toro que no es una mona, se dijo, mientras que contenía las ganas de llorar. Fue sacando de la cesta de la ropa por orden las prendas que tenía preparadas, y elegidas para ser teñidas. ! Mira que también la mala hora, morirse en diciembre ¡Porque si se hubiera muerto en verano, o en primavera, no tendría que teñir los abrigos de paño, las chaquetas de lana gruesa, y las de lana fina. Removió el agua del barreño para que el tinte se diluyera uniformemente y de esa manera evitar que se formaran grumos con los polvos de teñir. Preparó dos montoncitos con la ropa que había elegido.
El primero de los montones lo formó con las ropas más grandes, y también las más pesadas. Los abrigos, las chaquetas, los suéteres, los pantalones. El segundo montón con las ropas más livianas. Las blusas, las  camisas, las faldas, los vestidos. Cogió el palo largo de madera que desde siempre se había usado en la casa solo para remover la ropa dentro del barreño de teñir la ropa del luto. No resultaba tarea fácil teñir la ropa. Los paños de los abrigos, las lanas de los suéteres, la pana y las lanillas de los pantalones, una vez mojados, pesaban, dos, y hasta tres veces, su peso en seco y remover las prendas con el palo exigía tener mucha fuerza en los brazos, y ella, para su desgracia, no la tenía. Pese al vientecillo helado que soplaba en el patío, después de un tiempo, poco, de  remover la ropa, haciéndola girar, una y otra vez, las gotas de sudor hicieron su aparición sobre su frente, cubiréndo su cuello y su nuca.
El fuego perdía brío. Soltó el palo y lo avivó echándole más carbón. Alzó con el palo de madera una prenda para ver si el tiente la había cubierto por completo y cambiado de color. Lo repitió con cada una de las prendas restantes. Algunas de las prendas habían agarrado muy bien el tiente. Estaban perfectamente teñidas. Otras prendas por el contrario, se resistían a perder su color original. Sacó las prendas teñidas. Las demás prendas continuaron en el barreño.
Se sentó un una silla baja, de enea, y dejó la mente vacía, en blanco. No quería pensar en nada. Ni bueno ni malo, en nada. Mantenía los ojos clavados en la ropa que hervía dentro del barreño y que ella Oyó detrás de ella la voz de Carmencita, la amiga de Blanca, que  preguntaba por su hija. No, no, no está Blanca, respondió con un tono de voz neutro, impersonal. Blanca vuelve mañana, le dijo a Carmencita sin mirarla girar su cabeza para mirar a la niña. Sus ojos seguían fijos en el agua negra del barreño. Con desgana, y sin ponerle ningún interés, con el palo de madera, removía sin dejar de hacerlo, las prendas. De vez en cuando las alzaba al aire para nuevamente dejarlas caer sobre el agua que hervía a borbotones.

martes, 17 de agosto de 2010

EL JARDIN

Por: José Guerrero

Hablando por teléfono el amigo transmitió algunas reflexiones al respecto, y con su permiso me permito referir algunas:

La velocidad de los jardines me apabullan en exceso porque sin previo aviso sufro como una descarga eléctrica y siento que se me agolpan los aromas en las fosas nasales formando cola como cuando hay bulla por rebajas en los grandes almacenes, todos desparramados y sin ningún control, cosa que siempre me ha descentrado hasta el punto de que te puede crear un grave síndrome de sensaciones (si al invadir todo el ambiente y las paredes acerco la nariz por si se habían impregnado del fresco perfume), al igual que si cruzas el umbral de un recoleto lugar y te topas por sorpresa con un sinfín de atractivos retablos genialmente alineados en los muros de una abadía o catedral, o te cuelas en una galería de arte de las muchas que proliferan por la ciudad y de repente observas la variedad de aromas y colores de flores que viven incrustadas en los lienzos que cuelgan de las paredes.

A veces tales eventos dañan a los sentidos sobremanera, porque no estamos preparados para ello y menos para darse un atracón de bocados de cielo a través de la vista, el olfato u otros sentidos. Tales acumulaciones de éxtasis no las recomiendan ni los más excéntricos amantes de la pura estética.

A lo largo de la historia han surgido incontables flechazos de amores a primera vista, donde la textura o el corte del talle o algún secreto atributo imaginable a la vista han causado verdaderos estragos en el espectador. Mas en este caso, el hecho de caer de bruces en un rico panal de perfumes que se entrecruzan por los cinco sentidos sin orden ni concierto están a pique de dejar a más de uno sin sentido, y más aún nadando en un mar de esencias tormentosas en tan reducido espacio de terreno como es el jardín, por lo que nunca se sabe a ciencia cierta cuál será el desenlace.

El espacio exiguo del jardín hierve con las emanaciones que expande como el agua en una piscina, en la que flotan los distintos olores de los cuerpos en leves remolinos de bucles y músculos en pleno mes de agosto, donde florecen con luz propia las dulces rosas en conjunción con sus exóticas y mínimas prendas de infarto instaladas en estilizadas siluetas que se desplazan caprichosamente por la superficie del agua, como el polen de la flor que va de acá para allá, sin rumbo, buscando un refugio donde apoyar sus huesos y depositar su esencia, y así los bañistas anhelan soltar la mugre de la clínica sicológica o dental del resto del año y reponerse del trajín y el estrés acumulados en las duras horas de jornada laboral, intentando ahogarlos en unos cuantos días de vacaciones en la pequeña balsa de la urbanización, o en el rebalaje del Mediterráneo, que con las fauces entreabiertas aguarda para lamer sus partes más dañadas con delicado mimo.

Siempre me ha turbado la velocidad loca en cualquier ámbito del cosmos, la del sonido, de la luz, del trueno, pero lo que menos soporto es la fuga descarada de lo agradable y placentero, de la fragancia de las flores, que se pasan el día llorando las penas a lágrima viva en el florero del salón al poco de cortarlas rebelándose como una criaturita, dejándote plantado en tus mismas narices, negándote la esencia de la sustancia de la que fue hecha, cuando tanto trabajo ha costado plantarlas y criarlas en la ladera del monte, donde se alza el jardín de las delicias, mas hay que reconocer que unas manos asesinas las han estrangulado robándoles la vida por puro goce ególatra, abandonándolas a su suerte en la fría soledad de la habitación sin raíces, compañía, apenas agua, sol y ni tan siquiera un poco de calor. ¡Con lo triste que es ver un jardín o un mundo sin flores!

lunes, 9 de agosto de 2010

ESTOY BAJO MÍNIMOS- TIRATE UN FAROL. POR LUCIA MUÑOZ




Escrito leído en la tertulia literaria de los martes en la tetería Zaidín.

Mariano y yo apuramos la última copa de la noche. El puticlub a estas horas de la madrugada a penas tiene clientes, bueno, estamos nosotros dos, pero como si no lo fuéramos. Ya hemos consumido la carne fresca de la Sobiética y la metralla ya no está para tirar más petardos.

Uno tiene que ser consciente de su edad y saber que ya está bajo mínimos, y debe de esperar unos diítas para poder volver a la carga. Y el que diga lo contrario es que se está tirando un farol.

Como el que me acaba de relatar Mariano. Mira que presumir de que se ha ligado a Cifuentes, nada menos que Cifuentes, nuestra jefa de personal. Con lo buena que está la Jefa, y Mariano me acaba de confesar tras ocho güisquis que hace dos noches se la tiró, y encima en el apartamento de ella, vamos, como si fuera tan fácil ligarse a la jefa, y nada menos que ella sea la que te invite a su apartamento.

Si no hay más que mirarte Mariano, con esa calva, esos ojos de sapo, esa papada y esa barriga fofa de piel mortecina; esa lengua babosa y esa nariz gorda y enrojecida, ¿Qué tía va a querer ligar contigo, si no es previo pago? Y ni aún, que cuando vamos de putas como hoy, hasta ellas te dan largas y siempre te tienes que conformar con la más fea.

-Te lo juro, Paco, palabrita del niño Jesús, que me tiré a la Cifuentes. Bueno, rectifico, fue ella la que me ligó. El viernes pasado se me puso insinuante, como te lo digo, estaba yo haciendo unas fotocopias y ella se me pone a un lado, me sonríe, me enseña esa boquita de piñones, me habla, ¿entiendes?, ¡me habla!, no me ordena, ni me insulta, ni me dice lo que debo o no debo hacer..., y cómo, dónde y cuándo quiere esto o aquello, ¡no!, me habla de tú a tú, como dos colegas, como dos amigos, y me suelta un rollo de las cosas que le gusta y que no le gustan, y me roza el brazo y el muslo, y me pone una mano en el hombro, y siento sus pechos duros en mi brazo…, y a mí que comenzaron a darme los siete ataques, y sobre todo un calentón que intenté simular, porque claro, es la jefa, y yo no sabía en esos momentos si agarrarla por la cintura,  pegarla a la fotocopiadora y meterle mano a ese par de tetas gordas, o pedir disculpas y salir de allí cuanto antes…, en esas me debatía cuando Cifuentes me propuso ir a su apartamento por la tarde, pues quería que yo le revisara unos expedientes que eran de suma importancia, que no tenía tiempo en la oficina para ello, y me necesitaba, ¿me oyes?, ¡me necesitaba! Y dijo estas últimas palabras la mar de despacito en mi oído. ¿Qué hubieses hecho tú en mi lugar?, pues asentir como yo hice y cagarme en mis muertos, porque de seguro si la cosa salía mal al día siguiente tendría en mi mesa el finiquito. Como te digo, hace dos tardes, me puse mis mejores galas, me afeité y me perfumé. Le llevé un ramo de flores, no de rosas rojas, no fuera que yo hubiese entendido mal el mensaje y me diera con la puerta en las narices, sin haberle si quiera catado el sabor de sus labios. Estaba yo hecho un flan cuando ella abrió la puerta. ¡No te lo vas a creer!, iba con una camiseta ajustadísima, que señalaban sus pezones tiesos y unos pantalones vaqueros cortitos, pero cortitos, zapatillas blancas y una coleta recogida con un lazo blanco…. Me regaló una sonrisa de las que quitan el sentido de todas las partes del cuerpo excepto la que tú ya sabes… Me llevó al salón, y sobre la mesa no había ni papeles, ni expedientes..., había una pequeña fuente de cristal llena de fresas con nata, una botella de güisqui y dos copas… Comimos, bebimos, reímos y bailamos lentos. Ella de pronto me besó, hurgó en mi boca, como buscando algo, y debió de hallarlo porque al instante metió mano a mi bragueta y ya no paramos de besarnos, mordernos y acariciarnos hasta las cinco de la mañana, que me despidió toda desmadejada y borracha… Lo demás ya lo sabes…
Yo sonrío, miro a mi amigo a la cara y digo:
-¡Anda, Mariano, tírate otro farol, que el de la jefa que se tira al subalterno está ya muy manido!

TIRATE UN FAROL. POR JOSE GUERRERO

ESCRITO LEÍDO EN UNA DE LAS TERTULIAS LITERARIAS

DE LOS MARTES EN LA TETERÍA ZAIDIN.



Rufino no daba crédito a lo que le sucedía. Estaba cansado de que se le torcieran los vientos sin cesar. Últimamente le daban calabazas en casi todos los frentes por los que transitaba, aunque presumía de estar confeccionado de un material especial y pregonaba a los cuatro vientos que era capaz de llevar a cabo lo imposible por convicción; no se sabe si se enorgullecía en exceso alcanzando los delirios de tirarse un farol. Las calabazas que peor soportaba eran las afectivas.

Si una muchacha le encendía el ánimo sobremanera perdiendo la chaveta por sus encantos se envalentonaba y se desvivía por ella procurando llevársela a su terreno con guiños y dulces palabras hasta conseguirla, y de no ser así caía en el pozo de desesperación, difícil de solventar, acompañándole un rosario de espasmos y convulsiones sin cuento, de tan grueso calado que casi siempre acababa la función entrando por la puerta de urgencias del hospital aprisa y corriendo, al no poder controlarse ni superar la crisis; era una rebelión a bordo en toda regla, agitándose con uñas y dientes como un energúmeno contra la negra suerte,

Cuando asistía a un guateque con amigos y amigas en ocasiones se entretenían arrojándose flores entre ellos o palomitas de maíz en una batalla campal; hubo un tiempo en que le resbalaban tales desaguisados, pero con el paso del tiempo su fisonomía y necesidades fueron evolucionando, y según fue echando barba y bigote ya le escocían las partes del cuerpo más de la cuenta levantando ampollas, y ni corto ni perezoso ideó una estratagema para acallar al personal y salir airoso de la situación insoportable en que a veces se encontraba; así recordaba con rabia cuando en algunas veladas le tocaba bailar con la cojita o con la pobrecita aquella que consideraban la fea del grupo y la llevaban como relleno por si acaso y por la que nadie apostaba un centavo.

Un día se levantó muy de mañana con la lección bien aprendida, se acicaló como un galán de Hollivood, acudió a la esteticién a fin de que le modificasen el look, eligiendo aquel que mejor armonizaba con los rasgos más llamativos de la cara, logrando el sueño de hombre en edad de merecer, rompiendo los corazones de las más jóvenes, no sin antes haber configurado con mucho esmero unas sorprendentes tarjetas de visita de gran tamaño para presentarse en las efemérides de gala, que ni el mismo heredero de la casa real del Reino Unido las exhibía, donde con letra bien gruesa de estilo gótico se podía leer en la distancia, Excmo. Sr. don Rufino, ingeniero de montes, canales y puertos, asesor y patrocinador de la Europa verde, especificando en letra pequeña que desempeñaba su cometido con todas las consecuencias en la red forestal del tribunal de la Haya; de este modo, habiendo planificado con todo detalle la recepción como si se tratase de una bacanal romana, conforme iban llegando los invitados a la fiesta les fue repartiendo con suma delicadeza la tarjeta.

Más adelante, en mitad del loco jolgorio que se había formado en la fiesta, donde los corazones palpitaban a más no poder y hervían los invitados de bebida y pasión arrojó por los aires, no sin morderlos previamente con furia, un flamante fajo de billetes de quinientos euros que guardaba celosamente en una caja detrás de él, que parecían recién salidos del horno de la maquinita, y revoloteaban agitándose en el ambiente como desquiciadas mariposas exhalando un aroma tentador, y a continuación extrajo otro manojo moviéndolo con suma picardía en las narices de cada uno espetándoles que si por un casual se encontraban en apuros y necesitaban algún préstamo urgente acudiesen raudos a él que lo tendrían de inmediato en sus manos.

Al día siguiente, por las pesquisas de un amigo, se supo que los billetes los había conseguido de un anticipo secreto que había solicitado en nombre de sus padres al banco, ya que estaba autorizado por ellos por residir a gran distancia del lugar, era una parte de los honorarios que cobraban mensualmente, toda vez que gozaban de una buena posición económica.

Todos se quedaron atónitos de las escenas que habían vivido en aquella noche con tan distinguido personaje, y no cabían de gozo por el acierto de haber concurrido a esa fiesta tan especial, en que no olvidarían lo acontecido y por lo pronto ya tenían algunas dignas historias que poder contarles a los nietos el día de mañana. Él, con mucho aplomo y pedantería, se sentó en una esquina de la sala, donde se celebraba el evento y haciéndose el interesante distanciándose disimuladamente del ritmo de la música como si no lo oyese, enseñoreándose en su aureola de rico potentado que posara radiante de gloria para los principales medios del planeta se relamía en el podio de la megalomanía, siendo a todas luces el blanco de todas las miradas, sobre todo las que más le fascinaban en su fuero interno aquella su gran noche, las femeninas, y se regocijaba y crecía por dentro como una planta recién regada al amanecer, respirando con energía y rumiaba entre dientes, cobardes, hoy os vais a enterar de quién soy y el alcance de mi omnipotencia, contemplando con estupor cómo las chicas más atractivas iban a sufrir por él, estando al desquite peleándose por acercarse a su trono, mostrándose ajeno a tales rencillas durante un tiempo prudencial haciéndose de rogar, y de ese modo extraería el máximo jugo de su arrogante posición, llevándose de calle a la chica estrella, la que más brillase entre las demás quitándole el sueño.

Aquella noche no la iba a olvidar Rufino jamás, porque fue un magnate de ensoñaciones, el rey de la más lujosa fiesta que habían disfrutado los lugareños, pues tuvo la fortuna de que sus dos íntimos amigos, los que siempre lo acompañaban a las correrías nocturnas no acudieron siendo su salvación, ya que ellos eran los únicos que sabían del pie que cojeaba Rufino, y habrían desvelado la patraña que había montado, por lo que todo pasó como algo real y nadie atisbó el fantástico farol que se había tirado, acabando la fiesta en todo su esplendor, sin que nadie se diera cuenta de la cortina de humo que había desplegado el ingenioso e inigualable Rufino.

Como los avatares le fueron a las mil maravillas, al salir victorioso de la batalla, decidió ponerlo en práctica en las distintas facetas que se le presentasen en la vida, ya que no tenía nada que perder, al contrario, mucho que ganar, y por qué no se decía, si puedo quedar como un empedernido triunfador por qué voy a andarme con rodeos cerrándome las puertas y abriéndome en vida mi propia fosa. Por los derroteros trasnochados no llegaría nunca a ninguna parte, así que se decidió por echarle valor a la vida y hacer lo que le apeteciese en su acaso corta existencia.

Rufino pensaba que debía deslindar las metas, los campos de acción, trazando una línea bien visible entre ellos, subrayando con rotulador rojo los que deseaba que refulgiesen como ardientes chispas del corazón, en que no apareciese ningún rival que le hiciese sombra. De esta guisa reflexionaba conspicuamente llegando a la conclusión de que si bien el juego de naipes lo dominaba cuando quería, debido a que sólo le bastaba pulsar el botón del engaño mediante una inquisidora y fulminante mirada al contrario y partida ganada, en cambio no acaecía de igual modo en el campo de batalla del amor, donde resultaba tan escurridizo hilvanar los suspiros y lograr un amor certero, saliendo a la postre con la cabeza bien alta cabalgando con la anhelada jaca como indiscutible vencedor, dejando los otros envites para los pusilánimes o bocas de ganso, que se desmoronan sendero arriba al menor obstáculo sin ánimos para emprender de nuevo el vuelo.

Sin embargo habrá que estar ojo avizor, sobre todo si se escucha lo que apunta el dicho popular, “antes se coge a un mentiroso que a un cojo”, en los casos en que alguien se disfraza con áureos ropajes, siendo un vulgar segundón o el último de la fila.

miércoles, 21 de julio de 2010

LES INVITAMOS A QUE NOS ACOMPAÑEN EN NUESTRO FORO DE LA LUNA LLENA


Como cada año, desde la Asociación Cultural, " La Aventura de Escribir", les invitamos a nuestros próximo FORO DE LA LUNA LLENA que tendrá lugar el 26 de Julio a partir de las 22 horas en la Plaza de Los Cangrejos.
 Dicho foro será nuestro pequeño homenaje a los extraordianrios poetas,  Miguel Hernández y Luis Rosales, los cuales cumplen este año su centenario de nacimiento.

 Se leerán poesías de tan magníficos poetas,
habrán imágenes realizadas por la escritora, Lucía Muñoz, música a cargo del joven guitarrista Nerjeño, Pablo Alcázar,  al teclado tocará el músico también Nerjeño, Carlos Cortés, y como cantante nos deleitará con su maravillosa voz la artista Nerjeña y  presidenta de nuestra asociación, Haydée Alicia Acosta.

Contaremos con la presencia de las asociaciones siguientes para la lectura de los poemas:
Aula 4 (Nerja)
Plenilunio ( de Torrox)
Personas Libro (Málaga-Granada)
Tertulia (Torre del Mar)
La Aventura de Escribir (Nerja)

Desde la Asociación La Aventura de Escribir, queremos dar las gracias a las diferentes asociaciones que participan, de Nerja y otros pueblos y ciudades.
También agradecemos a la Concejalía y al Area de Cultura y Educación del Excelentísimo Ayuntamiento de Nerja, por su apoyo y colaboración.

El magnífico cartel de este año, ha sido realizado por la joven artista Nerjeña, Amaranta Montañez Acosta, a la cual desde aquí felicitamos.

Una noche mágica a la cual les invitamos y les esperamos, deseando que compartar y disfruten, de este FORO DE LA LUNA LLENA.



viernes, 16 de julio de 2010

PROXIMA ACTIVIDAD DEL MARTES 20 DE JULIO, "TERTULIA LITERARIA"

Este martes 20 de Julio en la Tetería Zaidín, a partir de las 21,30 horas, tendremos como actividad "Tertulia Literaria", llévate algún escrito tuyo o de alguien que te guste,  de los dos temas propuestos:

-TÍRATE UN FAROL


-ESTOY BAJO MÍNIMOS.
 
 
Os esperamos!!!!

miércoles, 7 de julio de 2010

ACTIVIDAD MARTES 13 DE JULIO 2010

Este martes 13 de Julio, nos reuniremos en la Sala Mercado, a las 22 horas, para una visita guiada a la exposición de imágenes y dibujos sobre Touluse Lautrec.
Estrella Rebollo es la guía que nos hablará de la exposición.

Invitamos a todas aquellas personas que deseen unirse a esta visita guiada que es muy interesante.

Os esperamos.

sábado, 17 de abril de 2010

FIESTA DE ENTREGA DE PREMIOS, XI CERTAMEN RELATOS CORTOS, "CUENTO INFANTIL"




Este viernes 16 de Abril en la Sala Municipal de Exposiciones celebramos la fiesta de entrega de premios de nuestro XI certamen de relatos cortos, cuyo tema era este año, "Cuento Infantil", el cual está pratrocinado por la Concejalía de Educación y Cultural del Excmo. Ayuntamiento de Nerja.

Los/ las ganadores/ras del certámen fueron:

Primer premio: Estrella Rebollo, con, "UN MAR EN EL CORAZÓN"


Segundo Premio: Vikcy Fernández, con, "LOS DUENDES DEL ARCO-IRIS"


Tercer Premio: Angel Ruíz, con, "LA PRINCESA ATRAPADA EN UN CUENTO"

Desde aquí les damos las felicitaciones a los/ ganadores/ras y las gracias a todas las personas que han participado.

También agradecemos a todos los asistentes al acto que fueron numerosos y quedaron encantados con la lectura de los cuentos ganadores.

Les damos las gracias por su trabajo al jurado, compuesto por; Rita Sanchez, Beatriz Vazquez, Ana Durán, Jesús Platero y Antonio Jimenez. Alabaron todos los escritos presentados tanto por la originalidad, como por el estilo y la calidad.

Al acto asistió la Concejal de Educación y Cultural del Excmo. Ayuntamiento de Nerja, Doña Angélica Portillo, la cual hizo entrega del primer premio y anució, que la Concejalía de Cultura va a publicar un libro con todos los cuentos presentamos, y desde aquí le damos las gracias por su asistencia y colaboración en todo momento con nuestra asociación.

Nuevamente damos las felicitaciones a los tres granadores/ras.

lunes, 5 de abril de 2010

AGRADECIMIENTOS A LOS/LAS CONCURSANTES DEL CERTÁMEN DE CUENTO INFANTIL

Desde aquí damos las gracias a todas aquellas personas que han participado en nuestro XI certámen de relatos cortos, "Cuento Infantil".
En total han sido 24 los relatos recibidos. Cosa que nos congratula y alegra un montón. Felicidades a todos y todas por vuestra participación.
Recordamos que el próximo Viernes 16 de Abril a las 21 horas será la fiesta de entrega de premios en la Sala Municipal de Exposiciones, (Antigua oficina de Sevillana). A la cual están todos/todas invitados/das.
Los premiados/das  serán avisados/das mediante llamada de teléfono.
Los ganadores y las ganadoras están obligados/das  a asistir a la fiesta de entrega, pues en caso de no estar presentes en el acto, se pasará el premio al siguiente participante.
Nuevamente nuestro agradecimiento y felicitación  a todos/todas por vuestra participación en el concurso.