martes, 1 de diciembre de 2020

IMAGEN PARA ESCRIBIR, NOVIEMBRE, FOTOS 1 y 2

 Escriben sobre estas dos fotografías:  Paquita Díez y Paco López 




Paquita Díez

Ramón y Teresa subían a toda prisa las escaleras que conducen a la estación del norte de la localidad, tirando de maletas y bolso, dónde llevaban sus ropas y enseres para pasar unos días en el pueblo de Ramón. La hora del tren se acercaba y no podían perderlo, pues hasta el día siguiente no salía otro para el pueblo de Ramón. Lloviznaba, y en un traspiés, Teresa cayó por la escalera con su maleta que la produjo un fuerte dolor en la pierna que la impedía andar. Ramón quiso ayudar y cogiéndola por el brazo siguieron andando hasta alcanzar una calle dónde poder coger un taxi que les llevase al hospital. Se había fracturado la tibia y tuvo que ser ingresada para operarla.

¡Con la ilusión que teníamos de ir al pueblo y ver a la familia!, pensaba Ramón sentado en un banco dentro del hospital, pero lo más importante es que Teresa se ponga bien y se recupere pronto. Luego iremos en otro momento. Se levantó y se dio una vuelta por el pasillo del hospital, cuando oyó un grito fuerte, apresurándose en ir a la habitación donde estaba Teresa, pero Teresa estaba medio dormida bajo los efectos de un analgésico muy fuerte. Ramón se tranquilizó y se quedó dormido en la silla que había para los familiares, al lado de la cama de Teresa.  

A los pocos días de operada, Teresa era dada de alta con la recomendación de su médico de ser prudente y no hacer tonterías porque las consecuencias podrían ser fatales. Al cabo de dos meses, empezó con la rehabilitación hasta que un día, mientras Ramón estaba trabajando, salió a la calle para dar una vuelta y se metió en una iglesia para dar gracias a Dios. Cuando Ramón llegó a casa y vio que Teresa no estaba se inquietó un poco, pero sabiendo lo religiosa que era, no lo dudó y fue a la iglesia para ver si se encontraba allí. Cuando pasó por delante del monaguillo, éste le pidió por favor, que le enseñase su carnet para el hacer el control del coronavirus, pero Ramón pasó de largo y cuál fue su sorpresa cuando nada más pasar la puerta de entrada de la iglesia, una persona le paró para tomarle la temperatura y preguntarle por su carnet de identidad. Éste se lo enseñó, pero como la temperatura era de 38º, de inmediato le mandaron a su casa, pero como él había venido a buscar a su esposa, dijo que no se iría sin ella. Desde la iglesia llamaron a la policía, y ésta sin decir palabra lo llevaron a su casa encerrándole en una habitación. Cuando Teresa volvió de la iglesia y le encontró confinado en su habitación, dio un grito de horror que asustó a Ramón. –¡Pero cariño, como te asustas tanto!, si teniendo tanto trato con Dios, tu no tienes más que ejercer tu influencia y nos curaremos los dos, o si Dios quiere nos moriremos juntos.   

Ramón y 

Paco López

Son las 11,15. Hace 10 minutos que llegó el tren de Milán. Falta media hora para que salga el tren a Roma. Este último tren es en el que Paula y Adrián se desplazarán a la Ciudad Eterna para asistir al Seminario Ordinario Diocesano. Ambos han puesto grandes esperanzas en el mismo, ya que es la puerta imprescindible para acceder a su objetivo vital de poder ser consagrados como diáconos de Santa Ursula, patrona y protectora de la ciudad natal de ambos. En tanto llega tan ansiado momento, Ricci, párroco a la sazón de la iglesia de Santa Úrsula monta guardia en la puerta de la iglesia. La policía local tras las últimas investigaciones llegó a la conclusión de que el robo reiterado de los cepillos de la iglesia son una operación de distracción, ya que el verdadero motivo de las visitas a la iglesia es preparar una operación a mucha mayor escala. Quieren llevarse la estatua del monaguillo que recibe a los feligreses y turistas en la puerta de la iglesia. Se trata de una pieza de incalculable valor artístico hecha en madera policromada y fechada en el siglo XVI. Y de paso también, llevarse la puerta tallada de la entrada. Ricci se lo ha tomado muy en serio y no se separa de la puerta. Un refuerzo como serán Paula y Adrián le vendrá muy bien. Sin embargo, las cosas no van a ser tan fáciles. En la fotoluci de la izquierda se ve claramente a Paula y a Adrián que vienen de frente en dirección a la estación. Ellos así, tan confiados, se van a cruzar en la escalera con Magdalena, a quién no conocen. Es la chica que lleva una bolsa en bandolera. Pues bien. ¿Quién es Magdalena?.  Magdalena fue al colegio con Ricci y además es sobrina del obispo. ¡Madre mía, sobrina del obispo!.  Y Magdalena viene a por todas. El año pasado asistió al correspondiente Seminario Ordinario Diocesano y aprobó. Luego, Magdalena ya es diácono, sin nombramiento pero con las credenciales suficientes como para optar al mismo. Ella viene al pueblo desde Milán, en dónde ha ejercido como subdiácono en la iglesia de la Aparisi Donna. El conflicto se masca. Si bien habrá de ser el obispo quién decida los cargos, previamente consultará con Ricci, y éste no tiene claro por quién debe optar. Ricci le debe muchos favores al obispo y no ignora que Magdalena es su sobrina, pero su madre es amiga íntima de las madres de Paula y Adrián, La solución alternativa podría ser que el obispo accediera a nombrar un trío de diáconos, pero tal y como están los cepillos, bastante desvalijados, se presenta como improbable. Por otro lado, Ricci valora que Magdalena ha tenido que esperar un año para que se le presentara esta oportunidad, a pesar de ser sobrina del obispo, por tanto, podría considerarse razonable que Paula y Adrián hubieran que esperar. También parece razonable que Luci en las próximas fotos ilustre la historia, que por hoy acaba aquí. 


Son las 11S

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