Escriben sobre la foto: Antonio Vera
ANTONIO VERA
LA BICICLETA
Poco antes de cumplir los doce años los Reyes Magos le
trajeron una bicicleta. Qué alegría le dieron aquellos queridos Reyes. Era una
bicicleta de persona mayor, marca BH, como las que tenían los hombres de su
pueblo para ir a trabajar al campo, con su faro, que encendía en la noche
conectando la dinamo a la rueda delantera, su portamaletas de color negro igual
que el resto de la bici, que era fuerte, pesada y dura, porque, nunca mejor
dicho, tenía que durar, los Reyes de entonces eran pobres y no estaban para
caprichos, no se podían permitir traer cada año una bicicleta.
Aunque
la bicicleta llegó en invierno, no empezó a disfrutarla plenamente hasta que
llegó el verano y tuvo todo el tiempo del mundo para ello. Cómo la disfrutó. Y
además empezó a utilizarla para necesidades propias de la casa, traía del campo
atados en el portamaletas sacos de hierba para los conejos, haces de varetas de
los olivos para la cabra y cuanto era necesario transportar para las
necesidades de casa.
En verano le quitaba los guardabarros, la dejaba más ligera,
más manejable, y llegó a hacer con ella auténticas acrobacias, aunque de tanto
forzar los límites del equilibrio, tuvo caídas que aunque no graves, alguna vez
lo dejaron bastante magullado.
Y así fueron pasando años unido a aquella bicicleta que acabó
siendo para él todo en lo que a transportes ligeros, y desplazamientos a
lugares y a pueblos cercanos se refería, tanto, que fueron cumpliendo años él y
su bicicleta, unidos, inseparables, y ya jubilado, se le ve tan jubiloso en su
BH como aquél lejano día en que siendo niño se la trajeron aquellos dos reyes
tan queridos para él y que, aunque ya desaparecidos lleva siempre en la bicicleta
de su alma.
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